Una educación que busca la unidad entre Fe y Razón

Así como perfeccionamos las ciencias, debemos perfeccionar la moral, sin la cual el saber se destruye. (Isaac Newton)







viernes, 29 de enero de 2010

El gozo de buscar la verdad


Por José Pedro Fuster Pérez
Colegio Edith Stein

“Todos los hombres desean saber”, así nos decía Aristóteles para adoptar una actitud de búsqueda hacia la verdad. Como el arquero que pone en tensión todos sus músculos y sentidos para lograr dar en el blanco, así el mismo hombre, debe ejercitarse en desarrollar su entendimiento para descubrir la verdad que es de todos y para siempre. Esto es, tratar de adquirir conocimientos universales que le ayuden a conocerse mejor y encontrar sentido a todas sus acciones. Cuando el hombre alcanza este propósito entra en un estado de pasmo, de asombro y de anonadamiento porque ha contemplado que está inmerso en el mundo y comparte un mismo destino con los suyos. Ha descubierto una filosofía implícita en su ser que rige su conciencia y por el cual se nutren sus principios primeros y universales. Una vez descubierto, apela a su voluntad para que exista coherencia entre lo que dice y hace.


Inteligencia y voluntad son las dos potencias más excelsas que poseemos, que nos pertenecen en exclusiva. Ambas deben ejercitarse durante toda nuestra existencia si no queremos que se deformen y entren en un estado de cerrazón, de bloqueo sistemático de nuestro entendimiento por buscar la verdad. Cuando se llega a este punto qué difícil es dialogar, qué ardua la tarea de llegar a verdaderos encuentros.

La cerrazón provoca, en todos los órdenes de la vida, inhibición, indiferencia y apatía por conocer la verdad. Por ende, su consecuencia más inmediata será la distorsión de un pensamiento recto y ordenado con la posibilidad grave de inducir a otros al error.

Bajo una atenta mirada sobre la encíclica Fides et Ratio de Juan Pablo II, propongo un avance en esa búsqueda por orientarse en la verdad. Pero esto no se puede producir, si previamente no hemos desterrado la cerrazón de nuestros esquemas mentales. Por tanto, debemos mostrar entusiasmo y apertura por conocer más y mejor la realidad de las cosas y del ser humano.

En este sentido, la primera regla consistiría en asumir e interiorizar que el conocimiento del hombre es un camino que no tiene descanso. Podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que el hombre “es” pero “no está del todo configurado”. Nuestras vivencias, nuestras obras, nuestros valores…, irán conformando nuestra personalidad, nuestra manera de pensar, vivir y hablar. Los instintos del hombre no están cerrados, como sucede en los animales, requieren de inteligencia y voluntad para desarrollarlos plenamente. Igual ocurre con el conocimiento de las cosas…, he de mostrar una actitud inconformista al respecto, he de tener, si se quiere decir así, “sed” por aprender siempre, no interrumpir jamás mi aprendizaje. Esta determinación es clave para iniciarse en la hermosa y noble tarea de conocerse a sí mismo, de conocer el cosmos y de conocer, dentro de nuestras limitaciones y hasta donde podamos, a Dios.

La segunda regla no menos importante, puesto que con la primera evitamos caer en un irracionalismo salvaje y con ésta desarrollar un racionalismo miope, consistiría en tomar conciencia que ese camino sin descanso no hay que recorrerlo con el orgullo de quien piensa que todo es fruto de una conquista personal. Si no entramos en el camino con la virtud de la humildad, es muy probable que caigamos en la trampa de la autosuficiencia, muy común en estos tiempos, y en la capacidad de hincharnos exageradamente de atributos, bien por ocupar posiciones elevadas, bien por reputación, bien por las importantes funciones que podamos ejercer en una empresa… ¡Y cuánto engaño!, como nos diría Balmes en su obra “EL Criterio”, el hombre en todas las condiciones sociales, en todas las circunstancias de la vida, es siempre hombre, es decir, una cosa muy pequeña…, desgraciado el que desde sus primeros años no se acostumbra a rechazar la lisonja, a dar a los elogios que se le tributan el debido valor; que no se concentra repetidas veces para preguntarse si el orgullo le ciega, si la vanidad le hace ridículo, si la excesiva confianza en su propio dictamen le extravía y le pierde…

Por último, la tercera regla se fundaría en el “temor de Dios”, entendiendo este temor como un reconocimiento a la dimensión de la trascendencia soberana. Juan Pablo II nos dice: la fe no teme a la razón, a una razón abierta a lo trascendental. Mil veces ocurre, que un poco de ciencia, un eclecticismo de conocimientos científicos, nos alejan de Dios, y mucha ciencia, en cambio, nos acerca a Dios porque quien lo adquiere reconoce un orden, un dinamismo escrito en lenguaje matemático, cuyo código sólo lo adquieren unos pocos. El resto de mortales, como yo, acudimos a la Biblia, que está escrito en un lenguaje más sencillo, que no por ser más sencillo para su comprensión, entra en contraposición con el lenguaje matemático. Todo lo contrario, las Sagradas Escrituras y la Ciencia se complementan, se encuentran y dialogan para que todos lleguemos al conocimiento de la verdad. Sólo el acto humano y sus libres interpretaciones son los que ensombrecen esta auténtica comunión que ofrecen ambos lenguajes.

Renunciar a estas tres reglas para progresar en el conocimiento de la verdad, es exponerse al riesgo del fracaso. En fin, nos podríamos dejar seducir por la necedad y la dictadura del relativismo.

Pero es un gozo ponerse a caminar en busca de la verdad con la mejor túnica; la humildad, el mejor calzado; la ciencia y el mejor alimento; la filosofía… Y si quieres llegar antes, utiliza la mejor cartografía; la fe.
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El gozo de buscar la verdad (Gaudium de veritate) es el lema de nuestro colegio.

El identikit del laico cristiano


Por S.E.R. Cardenal Stanislaw Rylco
Presidente del Pontificio Consejo para Laicos.

Algunas claves de discernimiento sobre el papel que debemos jugar los laicos cristianos. Estas son las claves:

1. La primera, consiste en una sólida y clara identidad cristiana. La actual cultura postmoderna, que domina la escena del mundo, busca neutralizar la presencia cristiana en la sociedad imponiendo modelos de vida sin Dios:
- La modernidad líquida (Z. Bauman); el pensamiento débil (G. Vattimo); y la dictadura del relativismo (Benedicto XVI)
Estas corrientes de "pensamiento" generan personalidades frágiles, fragmentadas, incoherentes..., también entre las filas cristianas. Para huir de estas posturas erróneas, conviene nutrirse de nuestra raíz vital que es el sacramento del bautismo "es realmente muerte y resurrección , un nuevo nacimiento, transformación en una vida nueva. Así, a través del bautismo ha cambiado mi identidad esencial y yo sigo existiendo sólo en este cambio. Mi yo desaparece y se inserta en un nuevo sujeto más grande, en el que mi yo está presente de nuevo, pero transformado, purificado" Benedicto XVI.

2. La segunda clave del identikit es su fuerte sentido de pertenencia a la Iglesia. El ambiente en el que vivimos ejercita sobre cada uno de nosotros una presión continua con el fin, a su vez, de afiliarnos a las realidades más variadas y a veces incompatibles entre sí, además de forma parcial y superficial. Se impone, por tanto, la cuestión de cómo alimentar en los fieles laicos un sentido de pertenencia fuerte, capaz de generar una participación efectiva a la vida y a la misión de la Iglesia. En la parroquia permanece ciertamente la "estructura maestra", indispensable para crear las condiciones para que madure tal sentido de pertenencia. Pero la parroquia cuenta también con el apoyo y mediación de pequeñas comunidades, movimientos eclesiales y agregaciones laicales de diverso tipo. Se trata del modelo de la parroquia estructurada como gran comunidad constituida por pequeñas comunidades.

3. Finalmente, la tercera clave es la valentía de una presencia visible e incisiva en la sociedad. Mirando el mundo postmoderno es difícil no encontrarse de acuerdo con René Remond, que habla de la difusión de un nuevo "anti-cristianismo", una especie de "cristianofobia", una "cultura contra Dios" capaz de asumir formas muy agresivas. Rémond observa: "hay que preguntarse si sus detractores osarían atacar de la misma manera otras religiones".

El testimonio coherente de Cristo y el anuncio del Evangelio se convierten en un desafío particularmente arduo en un mundo que pretende herméticamente encerrar a la fe en la esfera de lo privado. Para ir contra corriente con respecto al "pensamiento políticamente correcto", se requiere tener la valentía de convertirse en "signos de contradicción", siguiendo las huellas de Cristo (cfr. 1 Pe 2, 21). En pocas palabras, concluye el cardenal Rylco, los fieles laicos deben redescubrir urgentemente el alcance profético de su vocación cristiana.
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En la imagen: Estatua de San Pedro en la plaza del Vaticano

lunes, 25 de enero de 2010

A comer..., sin problemas



Por María Manzano Llorente
Tutora 3º Educación Infantil
Colegio Edith Stein

La alimentación de un niño pasa por muchas etapas durante los primeros años de vida hasta alcanzar la variedad y flexibilidad de un adulto.
A los niños les cuesta probar nuevos gustos, sabores, texturas y hay muchas cosas que les resultan desagradables hasta que son un poquito mayores.

Los niños requieren mucha rutina en todo, incluso en la variedad de alimentos. Les gusta saber que cada noche hay de cena sopa, por ejemplo; les da mucha tranquilidad. Somos los mayores, por cierto, los que nos aburrimos de hacer siempre lo mismo; pero ellos están encantados. Es igual que con los dibujos animados, estarían viendo siempre los mismos sin aburrirse hasta aprendérselos de memoria. Ellos hacen las cosas siempre en el mismo orden así funciona su reloj, es su manera de organizarse.

Debemos hacer de la comida un momento especial. No sólo alimentamos a nuestros pequeños, sino que debemos aprovechar este momento para estrechar nuestro vínculo con él, hablándoles, cantándoles, y compartimos el momento viendo cómo disfruta comiendo o tomando su biberón.

Este rato ha de ser agradable, relajado sin nervios ni tensiones. Para ello no hay que marcarse objetivos demasiados rígidos y dejar que el niño o la niña se vayan adaptando a su propio ritmo.

Los errores más frecuentes son:
Estar pendiente constantemente de la balanza, y obsesionarse con las cantidades que toma.
Obligarle a comer cuando toca.
Distraer al niño para que coma sin darse cuenta.
Engañar al pequeño con el chupete y cambiárselo por el biberón sin que se de cuenta.
Pensar que los mejores padres son los que tienen niños “hermosos”,
Pensar que es culpa nuestra que no coma bien.

Antes de alarmarnos debemos averiguar por qué no come bien. No es lo mismo un niño inapetente que uno caprichoso u otro que está pasando por un momento “difícil” (cómo el nacimiento de un hermano).

Nuestra prioridad es que coma, que se alimente y crezca sano y fuerte. ¿Cómo conseguirlo? Dependerá de muchos factores, pero os vamos a dar algunos trucos básicos para enfrentarse con éxito a la hora de comer.
1. La paciencia y la indiferencia son nuestra mejor arma ante una comida conflictiva. Perder los nervios, amenazarle sin tele por ejemplo, no ayudará a que el pequeño aprenda a comer de todo y de una forma regular.
2. La hora de comer ha de ser un momento relajado donde haya intercambio y relajación entre padres e hijos. Es bueno que os vean comer a vosotros también, ya que así os imitarán.
3. Hacedle platos con pequeñas raciones, es importante que lo pueda acabar para poder alabar la conducta (con aplausos, aspavientos) y tienda a repetir esa conducta que le has alabado.
4. Evitad que tome mucho agua entre comidas, hay que empezar a ofrecerle agua en pequeñas cantidades y siempre después de comer, cuándo empiece con la comida sólida.
5. Al principio hay que dejarle que toque la comida con las manos, que experimente y poco a poco enseñarle a usar los utensilios adecuados.
6. El tiempo de comer debe oscilar entre veinte minutos y media hora; a partir de ahí es tiempo perdido.
7. Es importante hacer de la hora de la comida un momento agradable y esperado por el niño. Siempre debe comer en el mismo lugar y de la misma manera y mejor si es en la cocina.

Si las recomendaciones anteriores no funcionan, es aconsejable que se quede a comer en el colegio o en casa con los abuelos una temporada; es mejor cortar esta situación que alargarla y crear un verdadero conflicto.
Si te sorprendes a ti mismo pensando ¡bien! hoy me libro la comida del niño, es que algo no funciona como debiera.

El objetivo es acabar con la situación que produce el desgaste psicológico, desimplicarse para aumentar el grado de objetividad. Seguramente en un ambiente más neutral, con más niños se motivará más y tenderá a copiar las acciones de sus compañeros, y así aprenderá a comer sin problemas.

Hay tiempo para todo, es mejor ir despacio, pero con buena letra.

sábado, 23 de enero de 2010

La educación del deseo


Por Enrique Rojas
Catedrático en Psiquiatría
En ABC, 12/02/2003
EDUCAR es convertir a alguien en persona. Introducir en la realidad con amor y conocimiento. La educación es la base para edificar una trayectoria personal adecuada. Etimológicamente significa acompañar y extraer.
Educar es cautivar con argumentos positivos, entusiasmar con los valores, seducir con lo excelente. Eso significa comunicar conocimientos y promover actitudes, en una palabra, información y formación.
Educar no es enseñarle a alguien matemáticas, literatura, arte o contabilidad, sino prepararlo para que viva su biografía de la mejor manera posible. Reglas de urbanidad y convivencia, hábitos positivos para no ser sujeto masa, anónimo e impersonal.
La educación es la estructura del edificio personal, la cultura es la decoración. La primera enseña a nadar para no verse arrastrado por las mareas de todo tipo que amenazan al ser humano, la segunda enseña a vivir. La cultura es la estética de la inteligencia. Hablamos ya de un nivel superior, que empuja a caminar hacia unos objetivos verdaderamente dignos. Por eso la cultura es libertad. Espesor del conocimiento vivido, lo que queda después de olvidar lo aprendido.
Educación y cultura forman un entramado en donde se dan influencias reciprocas, con fronteras difusas y linderos mal definidos. De ahí, que a la hora de ocuparnos del deseo, hagamos estas matizaciones. El deseo es la tendencia del pensamiento y de la conducta que proporciona alegría o que terminaría con algún tipo de sufrimiento. Apetecer algo que se ve y que depende de sensaciones exteriores, mecanismos que se disparan de forma mas o menos inmediata y que empujan en esa dirección. Hay ejemplos clarificadores: los instintos o las tendencias básicas, como el hambre, la sed, la sexualidad, etc. Apetito, inclinación, que impulsa a la acción.
Descartes definió el deseo como «la agitación del alma causada por los espíritus que la disponen a las cosas que ella se representa como convenientes». Es algo característico del vivir hacia delante del ser humano, nos proyectamos al futuro, que es la dimensión mas viva de nuestra existencia. El deseo es apetito, anhelo, ansia, apetencia, tener como objeto algo que vemos ó imaginamos y que tira de uno en esa dirección. Cicerón introdujo la doctrina de las pasiones fundamentales en dos apartados: los bienes presentes (la alegría) y futuros (el deseo); y los males presentes (la tristeza) y futuros (el temor, hoy hablaríamos aquí de la ansiedad).
Por otra parte, hay deseos que dependen de uno mismo y otros que están mas relacionados con las circunstancias. Si cada uno de nosotros somos un haz de deseos, ya que son tantas las cosas hacia las que corremos, es importante poner en claro cuáles son las que de verdad interesan y posponer las otras. La persona superior, la que es líder, no debe dejarse llevar por las pasiones, sino que las domina y gobierna.
La administración inteligente del deseo es propio de los que tienen una visión larga y panorámica de la realidad. Levantan la mirada y ven mas allá de lo que aparece delante de sus ojos, miran por sobreelevación. Hay otra palabra próxima que conviene precisar su significado. Me refiero al término querer, que en el lenguaje coloquial se suelen confundir.
Querer es verse motivado a hacer algo que nos hace mejores, que nos eleva hacia planos superiores y que brota de vivencias mas profundas. Aquí entra de lleno la voluntad, esa pieza clave que nos hace capaces de renunciar a lo inmediato por lo lejano, capacidad para aplazar la recompensa próxima, buscando bienes de mas calado. Voluntad es elegir. Y elegir es anunciar y renunciar: me quedo con esto y dejo de lado aquello otro. Comportamiento mas lejano, que apuesta por aquello que tardará en llegar, pero cuya posesión será mas honda y enriquecerá nuestra condición. Esto complica las cosas, porque requiere un mayor grado de madurez. Querer es determinación. Y por eso necesita del apoyo de un voluntad firme, templada en la lucha y el esfuerzo.
En la practica desear y querer aparecen mezclados. Pero en la teoría es bueno distinguirlos, para saber qué terreno estamos pisando. Es necesario un cierto ejercicio de submarinismo para delimitar la geografía marina de uno y otro. Mirada cartesiana sobre la realidad tumultuosa que nos asedia, al estar inmersos en una sociedad de consumo que trata de vendernos un producto detrás de otro, creándonos necesidades que realmente no tenemos.
Vertiginosa sucesión de imágenes que despiertan intereses contradictorios en una sociedad tan permisiva y pendular.Lo diré de un modo mas tajante. El desear y el querer buscan la felicidad. Aunque los vericuetos son distintos y los medios ofrecen recortes y matices rescatados de esfuerzos continuados. La felicidad es un resultado, la consecuencia de lo que hemos ido haciendo con nuestra vida. Pero siguiendo este curso de ideas, la felicidad es un sentimiento de equilibrio entre lo que hemos querido y los que hemos conseguido, entre los objetivos y los resultados, entre los sueños juveniles y las metas conquistadas.
Los antiguos dividían la vida en dos zonas: ocio y negocio. La primera consiste en ocuparse de saborear la existencia, de lo humano y sus derroteros. La segunda está llena de esfuerzo por alcanzar un cierto nivel de vida, un bienestar, a través de un trabajo profesional concreto. También la felicidad busca aquí un territorio intermedio entre ambos. Hay en esa travesía toda una ingeniería de la conducta, que es menester que cada uno sepa cómo irla diseñando.Es mas fácil desear, que querer. Desear es mas superficial e inmediato. Querer es mas profundo y lejano. Aquel va al corto plazo, con mirada corta. Éste va al largo plazo, con una visión alargada, extensa, espigada, que se sitúa en los aledaños del futuro.¿Qué es lo que hace que apuntemos hacia esa dirección, qué es lo que arrastra? El sentirnos motivados por aquello que nos interesa. La motivación es la representación anticipada de la meta, que conduce a la acción. A través de ella nos vemos llevados a realizar algo valioso que hemos elegido.
El problema está en la siguiente pregunta: ¿cómo fomentar la voluntad para buscar lo que uno quiere, cuando hay otros muchos deseos que nos sacan del camino emprendido y nos distraen y nos alejan y nos sacan del sendero que conduce a la meta?, ¿cómo no cansarse cuando el objetivo, que es bueno y valioso, está lejos y tarda en llegar y es costoso de entrada? Yo daría la siguiente respuesta:
a) teniendo claro lo que uno quiere, concretando al máximo su contenido y evitando la dispersión; y a continuación,
b) sabiendo hacer atractiva la exigencia.
c) mirando siempre fijamente al horizonte de las ilusiones del provenir.
d)poniendo una mirada inteligente, sublimando esfuerzos, no dándose uno por vencido cuando las cosas van mal o aparece el cansancio y las dificultades,
e) y creciéndose uno ante los problemas con una fortaleza que se va haciendo rocosa.
Ese es el método.Los esfuerzos y las renuncias de ahora, tendrán su recompensa. Sólo el que sabe esperar, es capaz de utilizar la voluntad sin recoger frutos inmediatos. La vida feliz aspira a desarrollar de forma equilibrada el proyecto personal, cuyo envoltorio es la ilusión y cuyo contenido está habitado de amor, trabajo y cultura.
El hombre actual está cada vez más perdido. Nunca había tenido tanta información sobre tantos temas y a la vez, nunca había flotado sin asidero como en los tiempos que corren. Veo mucha gente sin hacer pie en lo fundamental. Y es que los modelos de identidad que nos presentan los grandes medios de comunicación social son cada vez mas pobres, menos sólidos.
La televisión fabrica personajes famosos sin fondo. No perdamos de vista la diferencia entre la fama y el prestigio (entre ser conocido y tener consistencia). La educación es ante todo educación de los deseos. Querer es la mejor manera de descifrar la realidad, pirotecnia de propósitos concretos, que al ser pocos aterrizan en objetivos claros, que nos seducen con su carisma si están bien delimitados. El que no sabe lo que quiere no puede ser feliz. Si utiliza la voluntad, lo irá consiguiendo, porque su sombra es larguísima y sus frutos sabrosos. Gavilla de audacias cinceladas por el esfuerzo de lo diario.
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En la imagen: Los borrachos de Velázquez

La educación en valores



Siguiendo nuestro ciclo de conferencias de Orientación Familiar, a través de nuestra Aula Educativa, D. José María Contreras nos ha ofrecido, nuevamente, algunas pautas y orientaciones este pasado martes, día 19 de enero, sobre la educación en valores.

Destacó cuatro valores para ayudar a conformar una personalidad robusta, segura de sí misma y feliz, que son: la sinceridad, generosidad, tenacidad y el agradecimiento.

A este respecto, inició su conferencia, diciéndonos que el peor daño que se le puede hacer a una persona es no educándola. Lo que sí hay que educar es todo lo referido al carácter, que no es lo mismo que el temperamento pues éste siempre hay que respetarlo y es difícilmente modificable.

La personalidad, nos decía, la configuran el temperamento, el carácter y el ambiente. por eso, es necesario que los padres se formen para aprender a educar.

1. EDUCAR PARA LA SINCERIDAD
- A la persona que quiero, es a la persona que escucho
- Debemos reconocer nuestras limitaciones y errores. Hoy se padece un síndrome de perpetua inocencia, es decir, nadie quiere tener la culpa de nada.
- Si queremos que nuestros hijos sean sinceros, los padres no han de mentir nunca.

2. EDUCAR PARA LA GENEROSIDAD
-Una persona con valores, es una persona atractiva, es decir, atrae e inspira confianza porque es agradable y virtuosa.
-Para trabajar el valor de la generosidad, debemos ayudar a nuestros hijos para que tengan un corazón grande, que es, no acaparando todo cuanto le rodea. Si el niño ve que su padre siempre escoge lo peor para sí para dárselo a los suyos y a los que le rodean, descubrirá, sin grandes discursos, que la generosidad ayuda a crecer como persona. Por consiguiente, una buena consigna puede ser la siguiente: para los demás, lo mejor.
- Hay que dar la oportunidad a los hijos de poder servir. Muchas veces los padres se convierten en servidores de los hijos y esto es un error grave que puede traernos problemas de mucho egoísmo por parte de los hijos.

3. EDUCAR PARA LA TENACIDAD
- Los padres deben saber una cosa: no hay que estar tan preocupados por el bienestar, en vez del "bien ser" que se consigue por medio de las virtudes, porque tenemos que conseguir que nuestros hijos sean fuertes, tenaces en sus propósitos y no indiferentes ante algo que exija algo de esfuerzo.
- Una persona no exigida, es una persona no querida. Gran parte de la educación es saber "gestionar las ganas".

4. EDUCAR PARA EL AGRADECIMIENTO

- Estamos en una sociedad muy poco agradecida, porque está muy poco educada. Para educar bien, debemos atender a la dimensión corpórea y espiritual de la persona humana.
- Hay que huir de la ignorancia porque nadie echa en falta aquello de lo que se desconoce. Todo depende de la forma en la que se educa. En resumen, para educar hay que esforzarse.

D. José María Contreras dirige actualmente un programa en Popular TV que se emite los jueves de 21:00 a 22:00 horas y en Intereconomía, los lunes y miércoles de 17:30 a 18:00 horas. Para escribirle y opinar sobre sus programas pueden escribir a la siguiente dirección de correo de electrónico: lavida@populartv.net

Quien no sabe pedir perdón, no sabe querer

La conferencia que impartió D. José María Contreras, el pasado 10 de diciembre en nuestro colegio, sobre el matrimonio, tuvo como eje principal la comunicación. A través de ella, nos dejó una serie de pautas y secretos que hacen inteligente una relación entre un hombre y una mujer. El profesor Contreras es un gran comunicador, por eso, fue una clase en el que facilitó el pensamiento, y a la vez, consiguió que fuera amena, cercana y divertida. Su gran sentido del humor y sus anécdotas, provocaron algunas risas durante la sesión. Estos puntos clave se pueden resumir en las siguientes ideas:

a) El sentimiento no puede sustituirse por un razonamiento. Si se ha herido el corazón a través de la palabra hay que repararlo con otro sentimiento. Aquí no caben las grandes disertaciones o justificaciones. Debemos ser dueños de nuestras palabras.
b) De la pareja siempre hay que hablar bien. Hace mucho daño a una relación la crítica y la ironía. Para ello, se ha de reconocer lo bueno que tiene el otro y hay que favorecer siempre su prestigio, honor y honra.
c) Lo que más genera confianza en una relación de pareja es el lenguaje de los hechos y no de las palabras. Debemos incorporar en nuestro actuar transparencia en el comportamiento. También hace mucho daño a la pareja no saber cómo se va a comportar el otro en distintas situaciones.
d) Hay que vivir la prudencia. Cuando no se vive, se puede llegar a situaciones que ponen en peligro el compromiso de amor que se adquirió en su día.
e) Hay que aprender a ceder. Muchas discusiones vienen porque siempre se quiere tener la razón en todo, incluso en cosas triviales y sin importancia. Las causa de muchas separaciones vienen, frecuentemente, por la imposición de los propios criterios.
f) Debemos conocer las consecuencias de nuestros actos. Es necesario recibir formación. En este apartado, D. José María Contreras tuvo palabras de elogio hacia el colegio por la preocupación que tiene en ofrecer, a las familias, una plataforma de formación con su Aula Educativa.
g) No hay que confundir el sentir con el querer porque éste último implica voluntad. Hay que poner en marcha la inteligencia y la voluntad para hacer frente a los sentimientos que no son voluntarios.
h) Finalmente, si queremos encontrar sentido a nuestra vida, relación de pareja y todo lo que emprendamos en esta vida, debemos saber que todo implica un COMPROMISO. Por medio del compromiso encontramos la fuerza para ser fieles a nuestras promesas. Una persona que no sabe pedir perdón no sabe querer.
El próximo jueves día 17 de diciembre a las 17:30 horas, tendremos la oportunidad, nuevamente, de escuchar a D. José María Contreras en nuestra Aula Educativa, bajo el título: "La educación de los hijos en el amor, el respeto y la comprensión".
Más información en: http://www.colegioedithstein.es/