Una educación que busca la unidad entre Fe y Razón

Así como perfeccionamos las ciencias, debemos perfeccionar la moral, sin la cual el saber se destruye. (Isaac Newton)







viernes, 29 de enero de 2010

El identikit del laico cristiano


Por S.E.R. Cardenal Stanislaw Rylco
Presidente del Pontificio Consejo para Laicos.

Algunas claves de discernimiento sobre el papel que debemos jugar los laicos cristianos. Estas son las claves:

1. La primera, consiste en una sólida y clara identidad cristiana. La actual cultura postmoderna, que domina la escena del mundo, busca neutralizar la presencia cristiana en la sociedad imponiendo modelos de vida sin Dios:
- La modernidad líquida (Z. Bauman); el pensamiento débil (G. Vattimo); y la dictadura del relativismo (Benedicto XVI)
Estas corrientes de "pensamiento" generan personalidades frágiles, fragmentadas, incoherentes..., también entre las filas cristianas. Para huir de estas posturas erróneas, conviene nutrirse de nuestra raíz vital que es el sacramento del bautismo "es realmente muerte y resurrección , un nuevo nacimiento, transformación en una vida nueva. Así, a través del bautismo ha cambiado mi identidad esencial y yo sigo existiendo sólo en este cambio. Mi yo desaparece y se inserta en un nuevo sujeto más grande, en el que mi yo está presente de nuevo, pero transformado, purificado" Benedicto XVI.

2. La segunda clave del identikit es su fuerte sentido de pertenencia a la Iglesia. El ambiente en el que vivimos ejercita sobre cada uno de nosotros una presión continua con el fin, a su vez, de afiliarnos a las realidades más variadas y a veces incompatibles entre sí, además de forma parcial y superficial. Se impone, por tanto, la cuestión de cómo alimentar en los fieles laicos un sentido de pertenencia fuerte, capaz de generar una participación efectiva a la vida y a la misión de la Iglesia. En la parroquia permanece ciertamente la "estructura maestra", indispensable para crear las condiciones para que madure tal sentido de pertenencia. Pero la parroquia cuenta también con el apoyo y mediación de pequeñas comunidades, movimientos eclesiales y agregaciones laicales de diverso tipo. Se trata del modelo de la parroquia estructurada como gran comunidad constituida por pequeñas comunidades.

3. Finalmente, la tercera clave es la valentía de una presencia visible e incisiva en la sociedad. Mirando el mundo postmoderno es difícil no encontrarse de acuerdo con René Remond, que habla de la difusión de un nuevo "anti-cristianismo", una especie de "cristianofobia", una "cultura contra Dios" capaz de asumir formas muy agresivas. Rémond observa: "hay que preguntarse si sus detractores osarían atacar de la misma manera otras religiones".

El testimonio coherente de Cristo y el anuncio del Evangelio se convierten en un desafío particularmente arduo en un mundo que pretende herméticamente encerrar a la fe en la esfera de lo privado. Para ir contra corriente con respecto al "pensamiento políticamente correcto", se requiere tener la valentía de convertirse en "signos de contradicción", siguiendo las huellas de Cristo (cfr. 1 Pe 2, 21). En pocas palabras, concluye el cardenal Rylco, los fieles laicos deben redescubrir urgentemente el alcance profético de su vocación cristiana.
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En la imagen: Estatua de San Pedro en la plaza del Vaticano